viernes, 28 de noviembre de 2014

¿Te traen la cuenta, y te cobran el cubierto? Costos adicionales de estar endeudado (parte 2)

En el post anterior platicamos acerca de los costos directos e indirectos de estar endeudado. Sin embargo, existen otros costos que deberíamos considerar antes de caer en un endeudamiento excesivo. Estos son: el tiempo y el estrés.

Tu tiempo, como todo buen recurso con el que cuentas, es escaso. No cuentas con una cantidad ilimitada de tiempo y, por lo tanto, debes decidir cómo distribuirlo entre tus diferentes actividades. Aún más importante: tu tiempo tiene un costo. Y ese costo lo puedes medir en dinero.

¿Qué tiene que ver el tiempo con tus finanzas personales? ¡Mucho! Sólo piensa el tiempo que le dedicas a administrar y pagar tus deudas. Si eres lo suficientemente organizado, tienes que llevar un control de las fechas límite para pagar tu tarjeta. Tienes que invertir tiempo en consultar tu saldo, revisar los cargos que te hizo el banco, la tasa de interés que te cobró, etcétera. Una vez hecho esto, tienes que conectarte a internet y pagar en línea, o bien, tienes que ir a la sucursal y esperar tu turno para ir a la ventanilla y hacer tu pago. ¿Cómo calcular el costo de este tiempo? Existen al menos 2 formas: Una es calculando el sueldo que ganas por hora. Supongamos que es de $700 pesos. Si pasas 2 horas al mes organizándote y en idas y vueltas al banco, ¡estar endeudado te costó $1,400 pesos!

Otra forma de calcular lo que vale tu tiempo es mediante lo que sacrificas por estar dedicado a administrar y pagar tus deudas. Si en lugar de estar esperando en una sucursal bancaria por una hora, dedicaras ese tiempo a otra cosa, esa otra actividad que estás sacrificando es el costo de tu tiempo. Los economistas llamamos costo de oportunidad a la alternativa de mayor valor que sacrificamos cuando hacemos una elección.

Déjame compartirte una penosa experiencia de lo que me costó, en tiempo, estar endeudado. Como debía mucho dinero, tenía que esperar hasta finales de mes a recibir mi sueldo para poder hacer sólo los pagos mínimos de mis tarjetas. Muchas de ellas (eran varias) tenían una fecha límite de pago que coincidía con el fin de mes. Esto implicaba que tenía que ir a la sucursal bancaria a fin de mes a pagar mi tarjeta. Como sabes, en esas fechas las sucursales bancarias están repletas de gente. ¡Pasaba, al menos, una hora en cada sucursal! En ese tiempo, podría estar haciendo cualquier otra actividad que me generara valor, como terminar mi tesis de licenciatura o buscar un trabajo mejor remunerado. ¡Mi costo de oportunidad era enorme!

El otro costo escondido de estar endeudado es el estrés que te genera cargar con muchas deudas. Sufres cada vez que llega el estado de cuenta; cada vez que se acerca la fecha límite de pago y no tienes lo suficiente para pagar por completo el saldo insoluto; por las llamadas constantes de las áreas de cobranza de los bancos o por las amenazas los despachos de cobranza; por no poder contar con los recursos suficientes para pagarte unas vacaciones, y un larguísimo etcétera. El estrés tiene un costo en tu salud física y mental.

Por desgracia, no siempre consideramos estos costos con su debida dimensión.

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