martes, 30 de agosto de 2011

Toda zaga tiene su origen: Mi primera tarjeta de crédito

Mi primera tarjeta de crédito la obtuve mientras estaba en la universidad. Era 1997 y recuerdo que se colocó un "stand" de Citibank en el patio de la escuela. Ofrecían la expedición de una tarjeta de crédito sin comprobar ingresos ni contar con historial crediticio. Lo único que se requería era llenar una solicitud y decidir si se quería la tarjeta con o sin fotografía. Como ya por aquellas épocas existía el robo, el fraude y la clonación de tarjetas, decidí que quería que mi foto apareciera en la tarjeta.

El crédito que me otorgaron fue de $3,000 pesos. Recuerdo que fui de inmediato a Deportes Martí a comprarme un set de mancuernas para hacer ejercicio. Como era estudiante sin ingresos fijos, me dediqué a cubrir sólo el pago mínimo. Literalmente, tardé años en pagar las mancuernas y otros tantos en cubrir el resto de los cargos que efectué a partir de esa primera compra a crédito.

Hoy en día, los bancos deben reportar en los estados de cuenta de tarjetas de crédito el monto a pagar si se desea cubrir el saldo total en 12 meses. Asimismo, también debe aparecer la cantidad de tiempo que sería necesario para liquidar el saldo pendiente si sólo se hace el pago mínimo. Es de verdad sorprendente la cantidad de tiempo que ello representa.

Tengo en mis manos el estado de cuenta de una de mis líneas de crédito con fecha de corte en julio de 2011, es decir, bastante reciente. El pago necesario para cubrir en 12 meses el saldo de $34,837 pesos es de $611 pesos, lo que representa el 394% más que el pago mínimo. Pero espera, el dato más relevante es el que te voy a dar ahora: el tiempo necesario para liquidar el adeudo haciendo sólo el pago mínimo es de... ¡999 meses! En términos anuales, ¡más de 83 años!

Por lo que te acabo de contar, es que muchas de las personas que tienen adeudos de tarjetas de crédito nunca terminan de liquidarlas si sólo hacen el pago mínimo. Cabe destacar que los datos de arriba son sólo si no se efectúan movimientos adicionales y si las tasas de interés se mantienen iguales a las que prevalecieron en el momento de hacer el cálculo. ¿Qué te parece?

Por fortuna, hoy soy totalero. Pero déjame decirte algo: Tú también puedes serlo.

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